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Crónica. El trueque, una alternativa...

Desde hace un año, todos los sábados a las 7 de la mañana, llega don José, con su caja de herramientas, al barrio Bolívar de la ciudad de Popayán. Ahí espera pacientemente a que el carro que lo lleva hasta el municipio de Totoró complete su cupo para partir. 24 años de su vida, han estado dedicados al mantenimiento electrónico, y fue en este último año que decidió compartir sus conocimientos, dirigiendo un curso sobre mantenimiento de equipos electrónicos “Un día un par de muchachos, amigos de mi hija, llegaron a proponerme trabajar dándole clases a una comunidad indígena, pero no bajo el esquema yo ofrezco cuanto me paga, sino yo ofrezco, tengo esta necesidad, que tienen ustedes para intercambiar”

Mientras viaja, entre niños, mujeres, gallinas y cuanto paquete llevan los otros pasajeros, el imponente verde, se roba su mirada, y aunque son paisajes ya conocidos por él, no para de sorprenderse. Poco antes de llegar al pueblo, se encuentra con el mayor de sus estudiantes, que motivado por la clase, pedalea cerca de 15 kilómetros en pendiente desde el municipio de Silvia.
Unos metros más adelante, otro estudiante, que ha cabalgado casi una hora para llegar al punto de encuentro. Al llegar a la vereda La Peña, lugar donde se desarrollan los talleres, dos estudiantes provenientes de Gabriel López lo esperan. Las 15 personas, de las distintas zonas del municipio, que decidieron tomar el curso, van llegando una a una.

A las 9 de la mañana la clase empieza. Para don José el objetivo principal del curso es “formar en la responsabilidad y compromiso con la comunidad, para poder llegar donde tenemos que llegar, a nuestra gente. Poder producir para la comunidad, que es la que tiene mayor necesidad y no para una multinacional” Durante las 7 horas que dura el curso, con electrodomésticos que han traído de sus casas, arman, desarman, ponen, quitan, cacharrean por aquí y por más allá, hasta que encuentran el daño y; en las ultimas sesiones, han logrado arreglarlo.
La gente de la comunidad, que arrumaba su radio, licuadora, televisor y plancha, en espera de alguien que se acomidiera a llevarlo a arreglar a Popayán, los ha desempolvado y se los ofrece al grupo para que practiquen. Si dan con el chiste, negocian su forma de pago, que no es necesariamente dinero.

José intercambia su conocimiento, por visitas periódicas con su familia a diferentes fincas y lugares del Municipio, además de recibir en cada sesión quesos, mantequilla y demás derivados lácteos, producidos por la comunidad.
Don Jóse siente que esta experiencia lo ha revivido, que no se trata simplemente de ir y llevar unos conocimientos a una comunidad. “Se trata de algo más profundo, de un intercambio de beneficios, que permiten ir tejiendo redes solidarias, para romper con el esquema económico vigente y explotar la capacidad laboral y creativa de las personas”.