El trueque ha sido considerado por las comunidades indígenas, campesinas y algunos grupos urbanos como un ejercicio que permite dignificar el trabajo y solventar de algún modo las necesidades básicas, al tiempo que fortalece los lazos solidarios entre los pueblos.
Ante esta lógica económica, que centra su atención en el flujo y monopolio de capital, dejando de lado las necesidades básicas que garantizan una vida digna para la población; algunas comunidades no sólo del Cauca sino de América Latina plantean procesos alternos que resignifiquen el mercado como una construcción social donde la capacidad productiva se valore en su aporte real.
Ansisar Hoyos indígena del resguardo de Kokonuco considera que este proceso representa una actividad económica propia, desarrollada dentro de todo el movimiento indígena, como opción de resistencia económica pero también cultural y política, basada en intercambiar los productos de diferentes pisos térmicos, para mantener los elementos de primera necesidad.
Cada 1 o 2 meses el pueblo indígena, representado en los resguardos, se reúne en diversas zonas del departamento, para llevar a cabo encuentros de trueque, en los que asisten mas o menos 2000 personas. La primera tarea que se desarrolla es la concientización con respecto a la importancia de esta actividad. Durante la actividad no se mide la equivalencia en pesos sino el esfuerzo del productor para trabajar la tierra y cosechar el producto.
Pero no son solo productos lo que se intercambia en estos encuentros, también los servicios y el conocimiento hace parte de la lista de intercambios. Actualmente la comunidad de Totoró y la de Kokonuco realizan con algunos docentes, empleados y estudiantes de la Universidad del Cauca intercambio de asesorías y acompañamiento sobre todo en materia de Agro zootecnia, por productos del piso térmico.
Por otra parte, las dinámicas utilizadas por las comunidades campesinas son diferentes, aunque el objetivo sea mismo. Por ejemplo el intercambio de semillas nativas con el objetivo de mantener la soberanía alimentaría. En este sentido también han aprendido a embotellar y pasteurizar frutas de la zona y han desplazado de sus tiendas las gaseosas de las empresas multinacionales.
Olga Lucia Cadena, Economista, expresa con respecto al intercambio, que hay una forma propia de los campesinos; el canje de horas de trabajo; es decir, en un banco con jornales, alguien deposita 5 horas para trabajar en la finca de otra persona, y después a los que les han trabajado deben ir a devolver el trabajo. Esto es importante por que las medidas de equivalencia se hacen alrededor del trabajo.
Con respecto a las experiencias urbanas, el Cauca no cuenta con dinámicas como esta, pero en otras zonas del país como Itagüi y Medellín, se brindan los espacios para el intercambio, pero no a logrado insertar en la dinámica el intercambio basado en el valor de uso, siendo el valor de cambio el que prima.
Estas propuestas lo que intentan es generar formas de consumo reciproco y solidario donde los sujetos encuentren respuesta a sus necesidades reales y no a las ilusiones de la sociedad consumista, donde se valore la capacidad del sujeto para laborar; transformando así el significado del trabajo.
